Por qué enseñar Historia y estudiar la Maestría

La enseñanza de la Historia es inherente a la enseñanza en la humanidad desde tiempos ancestrales. Como menciona Enrique Florescano en su artículo Para qué enseñar la historia, «enseñar el desarrollo histórico de los pueblos equivale entonces a ser conscientes, en primer lugar, de nuestra temporalidad, a situarnos en nuestra propia circunstancia histórica», algo que fue entendido por las primeras civilizaciones, que de maneras rústicas que paulatinamente fueron evolucionando, dejaron testimonio de sus hazañas y se fueron comunicando a las sucesivas generaciones, dando paso a la tradición oral y escrita. Es tal su valor que para la UNESCO «las expresiones orales y su recitación en público son las que más contribuyen a salvaguardar un idioma, más que los diccionarios, las gramáticas o las bases de datos», de ahí la importancia y urgencia por preservarlas. 

Más allá de su valor cultural, la enseñanza de la Historia tienen una connotación apocalíptica que queda perfectamente condensada en la célebre frase atribuida a Napoleón Bonaparte: “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”. La sistematización por parte de un Estado de los estudios de Historia que serán impartidos a sus educandos tienen, por tanto, un propósito cívico: el recordar los avatares que han colocado a su nación en tal o cual lugar con el devenir de los años; pero también, una dimensión social en cuanto gestar o modelar el Proyecto de Nación en el cual se apoyen las ambiciones políticas, algo que ha sido más que evidente en la actual administración federal, más no exclusivo a ella. Basta citar la reciente crítica a unos contenidos en un libro de Historia de secundaria atribuyendo al Neoliberalismo la responsabilidad en el crecimiento de la brecha económica en México.; lo menciono no para juzgar si es o no responsable, sino para señalar un ejemplo de cómo el Gobierno -en este caso, el mexicano- «se explica» y transmite «su versión de los hechos» a los ciudadanos del mañana.

Compartía en mi ensayo sobre una problemática de la enseñanza de la Historia -parte del proceso de inscripción a la Maestría- que como docentes tenemos una enorme responsabilidad tanto con nuestros alumnos como con el sistema educativo, para que el estudio y aprendizaje de los eventos sucedidos en nuestro país es sus diferentes etapas sirvan de ​sustento para una ​mejor comprensión de nuestra identidad nacional en beneficio de quienes habitamos este territorio; estoy convencido de que si como docentes conseguimos incidir positivamente en uno de nuestros alumnos, el trabajo que desempeñamos no habrá sido en vano. Me motiva por tanto, el hecho de que con el estudio de la Maestría en Enseñanza de la Historia de México, pueda robustecer mis habilidades para comprender la historia de mi país, y teniendo una mejor asimilación e interpretación de la misma, contar con la capacidad de transmitirla de la mejor manera a mis alumnos, con el propósito de que sea para ellos también una fuente de conocimiento y de entendimiento de su paso por este planeta en tan sui generis reducto geográfico como es México. 

Remato esta reflexión con las palabras de Norberto Reyes Soto en un ensayo titulado: Utilidad e interés de la historia para comprender el presente, con las que comulgo por completo: «Si hay algún responsable de que el alumnado no sea consciente de la utilidad de la historia es, en gran parte, el profesorado. Dependerá de sus creencias y del enfoque educativo, de su compromiso y responsabilidad con su oficio, para enseñar una Historia capaz de generar tanto preguntas como respuestas a las demandas sociales entre adolescentes». 

One Reply on “Por qué enseñar Historia y estudiar la Maestría”

  1. Hola:
    Victor me parece importante esta sección de tu blogg donde explicas el por que estudiar historia y la maestria es el adquirir las habilidades para comprender la historia de nuestro país, el documento esta bien estructurar cuenta con citas bibliograficas.

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